Pensaba encontrarme una mujer, y encontré mucho más
mucho más que una foto de un bonito cuerpo desnudo
mucho más que la sensación refrescante del vino blanco
mucho más que buena onda y simpatía.
Los colores de su ropa, el tono suave y aporteñado de la voz, la lejana sex-symbol, la cercanía de la respiración, las manos tersas, las uñas largas y fuertes como me apasionan, el apretón de manos, la mirada profunda, el beso haciendo equilibrio con el vaso de café, los abrazos y el sentirla cerca, única y eterna, y los más besos, los saborizados con semillas de café, y su piel... tan tentadora a recorridas infinitas.
Si cierro los ojos, la vuelvo a ver.
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