martes, 7 de junio de 2005

Buenos días

Más que de mi boca, sale del alma. Lo impulsa la brisa de la mañana de junio y vuela entre oficinas, autos y semáforos. Tranquilo de saber su destino, y ansioso por la tibieza de tu boca, va remontando la calle empinada, hasta llegar a tu ventana. Se escurre por una rendija que por error quedó abierta, y corre hacia tí. Sientes el cosquilleo, y reconoces ese beso. Son los buenos días, son para ti.

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